Jardines_PostLos jardines de la disidencia
Jonathan Lethem
412 páginas
Literatura Random House

Concentrar la contracultura americana de la segunda mitad del siglo XX –y de principios del XXI– en una sola novela, desde las pequeñas células comunistas pre-McCarthy que andaban un paso para retroceder dos, hasta el movimiento Occupy Wall Street, pasando por el Greenwich Village e incluso Nicaragua, parece una tarea tan salvaje que quizá sólo Normal Mailer o Philip Roth se hubiesen atrevido a llevar a cabo. Cierto que la obra de estos dos titanes revuela en sus páginas, pero ha sido Jonathan Lethem, quizás en el punto más álgido de su carrera, quien ha facturado tamaña novela; quien se ha lanzado a la tarea de mezclar épocas, ideas y generaciones, en el caldo de una sola obra donde la argamasa que une a los personajes son los lazos familiares de la estirpe de Rose Zimmer, la Reina Roja de los bloques de Sunnyside Gardens en Queens, judía, comunista y devota de Lincoln. Ya hay quien apunta, no sin tirar del cliché, que Lethem ha querido escribir La Gran Novela Americana. Efectivamente, esta es una gran novela, y es americana (o antiamericana, si rizamos), pero aquí disfrutarán más con las vicisitudes concretas de sus personajes que con las ideas absolutas.

Rose, su hija Miriam, su ahijado Cicero, su nieto Sergius y, en definitiva, toda su saga protagonizan una obra donde el idealismo choca con unas vidas diarias que serán irremediablemente políticas, y que tratarán de seguir a flote en la convulsión de los tiempos mientras arrastran la losa de los estigmas familiares: peleas, decepciones, amarguras e incapacidad de perdón. Cada uno a su manera, pero todos humanos, errando principalmente, y tratando de vivir con lo que quede. A partir de lo específico, de capítulos concentrados en un contexto muy particular y determinado del tiempo, y de acciones tan concretas como la primera vez de Miriam, o la partida de ajedrez de Cicero contra el tío Lenny, o el fracaso en el concurso de televisión de Rose, Lethem teje la historia de unas vidas cruzadas cuyas pasiones acaban cautivando mucho más que el contexto contracultural en que suelen moverse.

Se trata de una novela intensa, densa, con personajes meticulosamente trabajados en el plano psicológico, y situaciones de tensión a porrillo. Un disfrute para lectores exigentes, y un aplauso enorme para su autor, que no moraliza ni se posiciona, y se centra en el sufrimiento (o la alegría, cuando toca) de los personajes que habitan esas ideas; ese y este tiempo.