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La Catedral de Sevilla es, por descontado, el lugar más emblemático de la capital andaluza. Cerca de ella y a orillas del río Guadalquivir se alza otro de los lugares más famosos y visitados de la ciudad: la Torre del Oro.

Y paseando desde la catedral hacia el río, te encuentras, a la derecha y encajada entre la serie de típicas casas andaluzas con balcones de rejas de hierro repletos de flores, lo que pudiera ser otra de esas casas. Pero no. Se trata de un hostel, y no uno más de los veinte que pudiera haber en Sevilla, sino uno de los mejores de España.

¿Qué es La Banda?
La Banda es un hostel pequeño, pero con muchísimo encanto. Con una decoración sorprendente, logra captar la atención de cualquiera que entre en la recepción. Su interior poco tiene que ver con la fachada ni con el paisaje en el que se encuentra; rompe toda esa armonía para crear un lugar diferente, divertido y lleno de originalidad.

Nada más entrar, te reciben unas paredes en las que los enormes carteles de grupos musicales comparten espacio con dibujos y pinturas que, a veces, los propios huéspedes aficionados al arte hacen para el hostel. En este contexto, lo más común es que te encuentres a un grupo de amigos (que muy probablemente se acaben de conocer allí) sentados en los sofás y sillones de la recepción, bebiendo cerveza y jugando a las cartas, al Jenga, al ajedrez, o a cualquiera de los juegos que hay debajo de la mesa.

La historia que encierra La Banda es la del sueño de cuatro amigos ingleses: Tom, Sam, Olly y Richie.

Los comienzos, como todos, no fueron fáciles. Los tres primeros meses, la misma persona que hacía los turnos de día en la recepción los tenía que hacer también por la noche. “El turno más largo llegó a ser de treinta y ocho horas”.

Un año ha pasado desde ese momento. “Ahora tenemos a seis empleados”, dice Tom.

Un ambiente
La filosofía que querían imprimirle al hostel la tenían clara desde el principio, empezando por el nombre. Cuando le preguntamos a Tom por él, responde: “Cuando fuimos a México, allí todos dicen “la banda” al referirse a un grupo. Nosotros queríamos crear ese ambiente de unidad, que la gente que viajase sola se sintiese acogida, así que La Banda era un nombre perfecto”.

Y es que si por algo se caracteriza La Banda es por su buen ambiente. Como ellos mismos dicen en la descripción del hostel en la web, “desde el momento en que entras, te conviertes en uno de nuestra Banda”. Cada cliente es tratado de una manera muy cercana, dándole la sensación de que no está parando en un sitio solo por necesidad, para comer y dormir, sino que, durante su estancia en Sevilla, el hostel puede convertirse en una oportunidad perfecta para conocer gente nueva de diversos lugares del mundo, socializarse y divertirse.

El espíritu que reina allí es joven y aventurero, el de personas que salen de sus países con una mochila y con ganas de conocer el mundo. La mayoría de huéspedes son norteamericanos, australianos y asiáticos. Muchos de ellos viajan solos, pero acaban saliendo por la puerta del hostel con varios amigos cada noche.

Todo está protagonizado por una atmósfera de arte, música y cultura que hace que las relaciones sociales fluyan por sí solas. Los mismos dueños del hostel se suelen sentar con sus huéspedes a charlar y a tomar algo, como si en vez de clientes fueran invitados que están recibiendo en su casa. Se interesan por sus vidas y sus historias, e incluso llegan a salir con ellos algunas noches por Sevilla.

Con cuarenta y dos camas, es uno de los hostels más pequeños de la ciudad. Sin embargo, eso está lejos de ser un inconveniente cuando tienes claro lo que pretendes conseguir. Y ellos lo tienen. Ya nos lo dice Tom, “la mayoría de los hostels aquí en Sevilla tienen unas sesenta camas, pero es que para crear ambiente y buen rollo es mejor cuando hay menos gente”.

La decoración de La Banda responde también a esta filosofía del “buen rollo”. El hostel se ha ido construyendo poco a poco, con el esfuerzo y la ilusión de estos cuatro amigos, y, según nos cuenta Tom, aún siguen cambiando todos los aspectos en los que ellos creen que pueden mejorar. Resulta muy curioso ver cómo las puertas viejas allí se convierten en mesas, cómo los cables penden del techo de una manera tan atractiva y cómo los vinilos vuelven a estar de moda. Los dueños se han convertido ya en profesionales del DIY (“do it yourself”, es decir “hazlo tú mismo”), pues prácticamente todo lo que te pueda llamar la atención del hostel lo han hecho ellos, dándole un nuevo uso a objetos que pudieran parecer inservibles.

Una azotea
El absoluto protagonista de La Banda Rooftop Hostel es, sin lugar a dudas, la azotea. Y lo es principalmente por dos aspectos. Por un lado, sus increíbles vistas de la catedral. Por el día, el monumento se ve precioso, recortado sobre el limpio cielo azul sevillano, pero por la noche, se ilumina con el tono tostado que la caracteriza, envolviéndose en un aura casi mágica que resulta el gancho de todas las miradas. Y es precisamente este encanto nocturno lo que nos lleva al segundo aspecto por el que destaca la azotea: es el espacio socializador por excelencia en el hostel. Pero la socialización aquí no solo se realiza mediante juegos o charlas, sino también a través del paladar.

“Nos gusta mucho cocinar”, afirma Tom, “y yo creo que si viajase solo, no me importaría comer también yo solo al mediodía, pero por la noche, a la hora de la cena, es diferente”. Y bajo esta premisa se reúnen los cuatro amigos cada noche en la cocina para preparar una cena de la que todo huésped del hostel puede disfrutar por un precio muy asequible.

En torno a la gran mesa de la azotea se sientan personas de diferentes nacionalidades. Tanto si se conocían con anterioridad como si no, se sitúan unas junto a otras y cenan en un agradable ambiente junto a Sam, Tom, Olly y Richie. Hablan entre ellos y prueban los nuevos sabores con los que estos cuatro chicos experimentan.

El menú de cada noche suele estar compuesto por comida de países exóticos, donde priman los sabores picantes. La originalidad en la creación de la cena se plasma en el exitoso resultado final y en el nombre con el que presentan cada plato.

Por ejemplo, una noche puedes cenar “Maravilloso pollo marroquí con calabacín asado” y la siguiente “¡Sabores de la India! Ven con nosotros en un viaje desde Kerala hasta Calcuta… Poppadums, Sonidos del sitar y Elefantes salvajes”. Es decir, siempre puedes intuir lo que vas a comer, pero nunca lo llegas a saber con exactitud. Los chicos se distinguen por mezclar sabores de distintas culturas, como su ya famosa “Thaiella”, que no es más que la típica paella española, pero esta vez con pollo thai.

La vida en la azotea transcurre entre estas cenas familiares por la noche y el ambiente creado por la música y la barra de bebidas durante todo el día. Es el punto de mayor afluencia, donde se conocen todos los clientes y pueden entablar amistades, justo lo que pretendían los dueños del hostel con esta idea de negocio.

Comentarios…
Por supuesto, el buen ambiente que La Banda destila se deja ver en los comentarios que los clientes dejan en “Hostelworld”, una página web que gestiona las reservas de todos los hostels del mundo, permitiendo además la creación de una gran base de datos de reseñas y comentarios.

La impresión general de La Banda se puede resumir en el siguiente comentario de un hombre argentino: “Si vas a ir a Sevilla, definitivamente deberías quedarte aquí”.

Reconocimientos
En tan solo un año, La Banda ha conseguido con su filosofía del buen ambiente y su original manera de concebir un hostel, colocarse en el primer puesto del ranking de los mejores hostels de Sevilla. La misma web también lo ha calificado como uno de los mejores hostels de España, estando en este caso empatado con el actual número uno, ambos con un 97% de puntuación.

¿Y qué es lo que más valoran los clientes de La Banda? Pues, en primer lugar, el personal, con un 99% de puntuación, algo que muy pocos hostels llegan a obtener. Esto se debe al carácter alegre, abierto y acogedor de los cuatro dueños del hostel, los cuales también procuran que toda aquella persona que vayan a contratar participe de este mismo espíritu lleno de amabilidad y simpatía. Otros aspectos destacados por todos los que han visitado el lugar, son el ambiente y la localización. Y es que este hostel se encuentra en un enclave perfecto para el turismo.

Este año 2014, TripAdvisor les concedió el certificado de excelencia, el cual han ganado gracias a las opiniones y puntuaciones de los viajeros en esta página web.

Cuando hablamos con los dueños, ellos son los primeros sorprendidos. Nunca se imaginaron lo que están consiguiendo en tan poco tiempo. Ellos lograron hacer realidad su sueño hace un año, pero es un sueño que, a día de hoy, ha supuesto que miles de viajeros vuelvan a sus casas con la agradable sensación de ser recibidos y acogidos en Sevilla por un grupo de amigos, por una banda que con buena comida, música y conversación ha hecho de su estancia en la ciudad algo inolvidable.

“Hemos invertido todo lo que tenemos, ya veremos adónde llegamos”, ríe Tom.