Praga es una ciudad mundialmente conocida y sin lugar a dudas despierta un gran interés turístico. Se trata de un conjunto arquitectónico aparentemente sacado de un cuento de la Edad Media, donde aun parece darse caza a las brujas. 

Son innumerables los atractivos turísticos que posee la capital de la República Checa, y que hacen de ella una ciudad con personalidad. Sin embargo, no tenemos la sensación de estar ante una ciudad de grandes dimensiones, las cortas distancias adoquinadas entre los principales destinos y los bajos edificios con acabado en techo de madera nos hacen sentirnos en una pequeña y encantadora aldea.

Podría centrarme en describir lo típico, lo más visitado, sin embargo me parece aún más interesante describir aquellas pequeñas cosas que hacen que Praga consiga atraparte y enamorarte.

Se puede decir, que acaba conquistando definitivamente a sus visitantes por el estómago. Es interesante la mezcla gastronómica que existe en la ciudad, la cual queda reflejada en el plato típico compuesto por cerdo asado, pasta y col. Los puntos fuertes de la comida checa se basan en los asados y las sopas. Como postre es recomendable probar los pinchos de plátano frito que se venden por la calle.

Pasando al terreno cultural, es interesante hacer una visita al llamado “Muro de John Lennon”. Se trata de un lugar poco transitado por turistas, lo cual puede ser debido a su difícil localización. Merece la pena pararse y observar los graffitis en continua evolución y que ya forman parte de la historia.

Sin tener nada que ver con lo anterior, pero igual de interesante, es “La casa danzante” un famoso edificio deconstructivista que recibe este nombre por asemejarse a una pareja de enamorados bailando. Diseñada por un grupo de arquitectos, busca romper con la estética antigua de la zona. El edificio, situado junto al río Moldava, no deja indiferente a nadie y embauca a apasionados de la arquitectura modernista.

La forma más bonita de conocer la ciudad es sin duda desde el mencionado río, ya que ofrece unas espectaculares vistas panorámicas de la ciudad. Si se alquila uno de los botes con forma de coche, se puede transformar las aguas en asfalto en verano. Si en cambio lo tuyo no es el agua, puedes disfrutar de unas vistas igual de espectaculares desde el “Puente de Carlos” el cual parece custodiado por las figuras que lo coronan. Por el día es punto de encuentro de pintores que exhiben sus obras y turistas que las compran, por la noche ofrece unas vistas enigmáticas a la luz de sus faroles y, lo más importante, con ausencia de visitantes.

Para terminar el día existen dos opciones. Si te gusta la ópera pero no quieres rascar tu bolsillo, es posible. La ciudad ofrece pases de ultima hora a precios ridículos. Con el simple hecho de ver el edificio por dentro verás tu visita recompensada. Si por el contrario, eres una persona que disfruta saliendo por la noche, no te quedes sin ir a la “Plaza de Wenceslao”, lugar de congregación de gente joven por reunir diferentes locales de vida nocturna, salas de jazz y puesto de comida rápida.

Como ves, Praga es una ciudad joven y antigua, grande y pequeña, tranquila y alocada, diurna y nocturna. Es una ciudad de cuento del cual puedes ser protagonista.

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