Estuve en Tailandia en enero del 2014, mientras la ciudad se encontraba en medio del movimiento político “Shutdown Bangkok”. Desafortunadamente, muchos de los mercados y los puestos de comida callejera que recordaba de una visita anterior ya no se encontraban en la calle o no permanecían tantas horas abiertos como antes, por lo que encontrar este lugar fue algo genial.

Nos sentamos en una de las banquetas de plástico junto al resto de los comensales (el lugar estaba llenísimo de gente), y nos dieron dos menús. Pedimos un poquito de todo: ensalada de papaya, revuelto de verduras fritas con salsa de soja, arroz con cerdo frito y ternera a la barbacoa.

La comida estaba buenísima. He estado anteriormente en restaurantes de moda donde nunca he llegado a comer esa ternera tan tierna y bien hecha. Resulta un enigma para mí saber cómo llegan a conseguir que unas verduras  con salsa de soja tengan tanto sabor. Pero la otra parte fantástica de la experiencia fue el ambiente. Nos resultó una experiencia muy especial poder comer  esa fantástica comida con autóctonos, sin que nadie fuera capaz de hablar realmente inglés y, sin embargo, sentíamos que estábamos sacándole todo el partido a esa experiencia tan auténtica. La comida callejera es la mejor forma de comer mientras viajas porque , por fin, vives una experiencia real y la comida generalmente esta mucho más buena que la de los restaurantes turísticos.

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