La Vénus à la fourrure (Roman Polanski)

El director de culto Roman Polanski regresa al género de los thrillers eróticos dos décadas después de su reveladora Bitter Moon (1992) con esta divertida bacanal dialéctica, no exenta de misterio, sobre juegos masoquistas.

El argumento de su nueva película versa en torno a la oscura relación que mantendrán una extraña noche de tormenta en el escenario de un teatro parisino Thomas y Vanda, donde él, director teatral (Mathieu Amalric), se siente derrotado después de un duro día de audiciones sin encontrar a la actriz para el papel protagonista. En ese momento irrumpirá una última candidata (Emmanuelle Seigner) que no dudará en seducir al dramaturgo durante horas hasta lograr cuanto desea de él, el protagónico de la obra Vénus à la fourrure y algo más… Para tal fin, utilizará toda su artillería y más de un as bajo la manga, que seguro sorprenderán al espectador. La química entre los actores aflora de nuevo en la gran pantalla al reencontrarse seis años después de protagonizar juntos la premiada Le scaphandre et le papillon (2007).

La cinta del realizador polaco, que fue presentada en el pasado festival de Cannes, es una adaptación del guión de David Ives y viene precedida por su éxito en Broadway donde cosechó un premio Tony (2012) para Nina Arianda como Mejor Actriz y una nominación a Mejor Obra de teatro. El dramaturgo se inspiró a su vez en la novela erótica homónima escrita en 1870 por el austríaco Leopold von Sacher-Masoch, quien a raíz de su polémico libro se convertiría en el padre del masoquismo cuando el psiquiatra Richard Freiherr von Krafft-Ebing bautizó con el apellido del autor aquellas “prácticas perversas”, llamándolas masoquistas en su Phychopathia Sexualis.

El compositor Alexandre Desplat, nominado por sexta vez a los Oscars gracias a Philomena (2013), trabaja de nuevo con Polanski después de Carnage (2011) para poner el broche de oro a Vénus à la fourrure con una banda sonora que acompañará a los personajes en sus entradas y salidas de guión, así como en los giros de la trama. Atención a la escena final cuando Vanda se muestre  tal y como es ante la perpleja mirada de un sumiso Thomas totalmente esclavizado. Despojada de disfraces, de pieles y máscaras, la actriz revelará ante la cámara su secreto en una espeluznante danza que sin duda se quedará grabada en más de una retina.