Luis Corzo es rematadamente joven: observa el mundo con inocencia y sensibilidad. Aspira a una narrativa simple, pero no teme ahondar en la descripción del carácter y de sus propias contradicciones; o bien, en lanzarse al insondable conocimiento de la mujer ideal, o describirnos la futilidad de la belleza. Natural guatemalteco, creció en Miami y se marchó a Barcelona para estudiar fotografía. Ahora, de nuevo en Miami, trabaja en la empresa de su familia. Desde que se colgó del cuello una Nikon SL a los quince años, no ha dejado de hacer fotos. Asegura usar sólo el hemisferio derecho de su cerebro, aunque eso es imposible, y seguramente cuando descubra lo que puede hacer el izquierdo habrá más luz en su cuarto oscuro. Gobierna el caos con más caos. Combate el fuego con fuego. Le encanta el jazz, admira al genio John Coltrane, y algunos de sus artistas favoritos son Wolfgang Tillmans, Daido Moriyama o Lee Friedlander. Aunque también apunta, con cierta timidez, o respeto, y un nivel de voz casi inaudible, el nombre de René Magritte.