Maquetación 1UN HOMBRE ENAMORADO
KARL OVE KNAUSGARD

ANAGRAMA
629 PGS

Me gusta Knausgard. Me han gustado sus dos novelas. Por eso las recomiendo.

Karl Ove Knausgard ha decidido, el muy loco, contarnos toda su vida. O, al menos, usarla para escribir seis novelas. Seis. Seis historias independientes, o eso se diría tras leer las dos primeras –La muerte del padre y Un hombre enamorado–, únicas traducidas por el momento, y en las cuales el hombre nos detalla su adolescencia en Noruega, sus aspiraciones y enamoramientos juveniles, y también su relación con sus padres, y cómo le sienta, más adelante, tener que emigrar a un nuevo país y una nueva ciudad. Allí nos explica cómo resulta volverse a enamorar, lo bonito y lo feo de todo, ser padre y marido, amigo y pareja, mientras trata de encontrar una ética de trabajo y la inspiración necesarias que le permitan proseguir su carrera como escritor. El autor no escatima a la hora de contarnos cualquier detalle de su vida, por insignificante que pueda parecer. Knausgard convierte esos detalles en escenas donde la narración suele mezclarse con la divagación existencial. Sobre la vida, el amor y la muerte, y la escritura, el arte.

Knausgard lleva razón definiendo esta demencial empresa literaria como una “lucha”. En sus novelas, el autor noruego desnuda todos sus sentimientos y toda su intimidad para tratar de comprender la propia existencia. Se trata, pues, de una lucha metafísica, que se lleva por el camino al propio autor, a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, a Linda, su mujer, y sus hijas.

Hablamos, pues, de novelas largas que uno debe afrontar con tesón. Sin embargo, la voz de Knausgard se mete en tus orejas, la voracidad se despierta en tus ojos, y te sorprendes enganchado a sus páginas como si no existiese nada más que la pocilga de su abuela donde su padre murió borracho, las cenas con Geir y sus amigos intelectuales suecos, o esos momentos en que lo único que parece necesitar es soledad. ¿Y cómo es, Knausgard? Pues parece que nos encontramos ante un ejemplar de hombre duro pero inseguro; un tipo encomiable. Fuerte, pero llorón. Hay algo en él que nos pertenece a todos. Y es capaz de dejar páginas para el recuerdo.

Aún quedan cuatro, pero de momento, me cuento dentro del grupo que sabe que leerá la próxima entrega.